DERRAME PERICARDICO

CONCEPTO 

El saco pericardio normal contiene entre 10-50 ml de líquido pericárdico resultante de un ultrafiltrado plasmático que actúa como lubricante entre las hojas pericárdicas. Cualquier proceso patológico suele causar inflamación, con la posibilidad de que se produzca un aumento de la producción de líquido pericárdico (exudado), o bien por la disminución en la reabsorción consecuencia de un aumento general de la presión venosa sistémica como consecuencia de insuficiencia cardíaca congestiva o hipertensión pulmonar (trasudado). Hablamos de derrame pericárdico cuando hay más de 50 ml de líquido en la cavidad pericárdica. Es normal que exista algo de líquido en dicha cavidad. El derrame pericárdico puede ser asintomático, asociarse a síntomas de pericarditis o signos y síntomas de taponamiento cardíaco.  Que un derrame produzca síntomas de taponamiento cardíaco depende, más que de la cuantía del derrame, de la rapidez con la que aparece.

CLASIFICACION 

El derrame pericárdico puede clasificarse según su comienzo (agudo o subagudo frente a crónico cuando dura más de 3 meses), distribución (circunferencial o localizado), según su impacto hemodinámico (ninguno, taponamiento cardiaco, efusivoconstrictivo), composición (exudado, trasudado, hemático, aire o gas consecuencia de infecciones bacterianas), y en particular su tamaño (leve < 10 mm; moderado 10-20 mm o grande > 20 mm).

ETIOLOGIA 

Las causas de derrame pericárdico son variables.

Tabla 1. Etiología del derrame pericárdico

▪ Disección aorta retrograda a pericardio
▪ Rotura de la pared libre
▪ Postinfarto de miocardio
▪ Síndrome de Dressler
▪ Penetración en miocardio de electrocatéter (marcapasos)
▪ Síndrome postcardiectomía
▪ Uso de anticoagulantes o fibrinolíticos en el IAM, ictus o en la embolia pulmonar con afectación hemodinámica.
▪ Bacteriana  
▪ Urémica
▪ Tuberculoso
▪ Traumático
▪ Neoplasias (metástasis pericárdica, tumores primarios del pericardio)
▪ Conectivopatías
▪ Secundarias a radiación
▪ Mixedema
▪ Idiopáticas  
DIAGNOSTICO 

La presentación clínica del derrame pericárdico varía de acuerdo con la velocidad de la acumulación del líquido pericárdico. Si este se acumula rápidamente, como ocurre después de una lesión o perforación iatrogénica, la evolución es dramática e incluso pequeñas cantidades de sangre pueden causar un aumento de la presión intrapericárdica en pocos minutos y un taponamiento cardiaco franco. Por el contrario, una acumulación lenta de líquido pericárdico permite almacenar gran cantidad de líquido durante días o semanas antes de que se produzcan síntomas o signos derivados del aumento de la presión pericárdica.

Los síntomas clásicos incluyen la disnea de esfuerzo que progresa a ortopnea, dolor torácico o sensación de plenitud. Otros síntomas son debidos a compresión local como son la aparición de nauseas (diafragma), disfagia (esófago), ronquera (nervio laríngeo recurrente) e hipo (nervio frénico). Otros síntomas inespecíficos que pueden acontecer son la tos, debilidad, fatiga, anorexia y palpitaciones que reflejan el efecto de la compresión del líquido pericárdico contra las estructuras anatómicas contiguas o la reducción de la presión arterial y la taquicardia sinusal secundaria. La fiebre es un signo no especifico que puede asociarse a pericarditis, ya sea infecciosa o inmunomediada (enfermedades inflamatorias sistémicas).

En la exploración física puede ser absolutamente normal en pacientes sin deterioro hemodinámico, pudiéndose observar una disminución de la intensidad de los ruidos cardíacos, roce pericárdico, disminución de la intensidad del impulso apical, o signo de Ewart (matidez y soplos tubáricos en el vértice de la escápula izquierda cuando el derrame pericárdico es grande).

La radiografía de tórax puede ser normal o mostrar un aumento del tamaño de la silueta cardiaca, con rectificación de los bordes cardiacos o con forma de cantimplora.

El ecocardiograma, es la mejor forma de establecer el diagnostico, permite realizar la evaluación semicuantitativa de la cuantía y la distribución del derrame, así como la existencia o no de signos de taponamiento. El derrame pericárdico con el ecocardiograma aparece como un espacio libre de ecos.

La TC y la resonancia magnética cardiaca (RMC) proporcionan un campo de visión más amplio y permiten la detección de derrame pericárdico loculado y la presencia de engrosamiento pericárdico y masas, así como otras anomalías torácicas asociadas.

Análisis del líquido pericárdico. (Pericardiocentesis diagnostica). El líquido muestra características similares al líquido pleural y suele ser un exudado. Si es sanguinolento, deberemos sospechar en derrames de etiología tuberculosa o neoplásica, aunque también puede ser sanguinolento en el derrame de la fiebre reumática aguda, postraumático, en el urémico, en la rotura cardiaca post-IAM y en la disección de aorta proximal que drena al pericardio.

TRATAMIENTO      

El tratamiento del derrame pericárdico debe dirigirse a la etiología tanto como sea posible. En el 60% de los casos, aproximadamente, hay una enfermedad conocida asociada al derrame, y el tratamiento esencial es el de la enfermedad subyacente. Cuando el derrame pericárdico se asocia a pericarditis, el manejo debe ser el propio de la pericarditis. Si se vuelve sintomático sin evidencias de inflamación o cuando los fármacos antiinflamatorios empíricos no funcionan, se debe considerar el drenaje del líquido. Se puede considerar una pericardiocentesis con drenaje pericárdico prolongado de hasta 30 ml/24 h para favorecer la adherencia de las láminas pericárdicas y prevenir la acumulación posterior de líquido.

Desafortunadamente no hay tratamientos médicos de eficacia probada para reducir el derrame aislado. En ausencia de inflamación, los AINE, la colchicina y los corticoides no suelen ser eficaces. La pericardiocentesis sola puede ser necesaria para la resolución de grandes derrames, pero las recurrencias son frecuentes y se debe considerar la pericardiectomia u opciones menos invasivas (ventana pericárdica) siempre que el líquido se reacumule, se vuelva loculado o se requiera tejido biopsiado.

La punción evacuadora del líquido pericardico (pericardiocentesis) está indicada si hay taponamiento cardiaco o cuando hay sospecha que el líquido es purulento o neoplásico. Se recomienda dejar el drenaje durante al menos 3 días.

El drenaje quirúrgico permite además la toma de biopsias, por lo que estará indicado en derrames crónicos graves con pericardiocentesis repetidas no exitosas.  Siendo este también el procedimiento de elección en derrames tabicados (como puede suceder en el hemopericardio traumático y en la pericarditis purulenta).

    

   Imagen 1. Derrame pericárdico en un paciente con miopericarditis aguda.

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Luis A. Pallás Beneyto. MD, PhD.
Unidad de Cuidados Intensivos. Hospital Lluís Alcanyís.
Xàtiva (Valencia). España  

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